Roberto nació en Cuba y procede de una familia humilde. Sus abuelos eran inmigrantes españoles, de Canarias.De entre sus siete hermanos fue el único que pudo estudiar. Recuerda Bachillerato como los años más felices de su vida, por los amigos que hizo entonces, por la excelente educación que recibió, porque “te abre el horizonte para entender muchas cosas”. Después, en la Universidad de la Habana, trabajaba de día y estudiaba de noche hasta hacerse contable público.
Le ofrecieron la oportunidad de trabajar como sobrecargo en la marina mercante, y entendió que esa sería la oportunidad para conocer otros lugares: “o veo mundo o reviento”.Diez años navegando y después, vuelta a los estudios: se hizo economista y trabajó en la esfera gubernamental de Cuba.Se jubiló en 2012. A través de la Ley de la Memoria Histórica obtuvo la nacionalidad española y como tenía amigos aquí decidió venirse. Pero volverá a Cuba; es su país, el lugar donde nació y al que está fuertemente ligado.En España ha encontrado una sociedad distinta; aunque siente que no le es ajena, se crio en un ambiente español. Considera que Madrid es una gran ciudad, y su gente, encantadora, inquieta, solidaria… hay un gran sentido de la libertad.Es una persona muy activa, la inercia no va con él, “hay quien asocia la vejez con echarse a dormir”, pero Roberto en un día normal, va al mercado, pasea, ayuda a una de sus amigas cuidando de sus hijos mientras ésta trabaja, ve la tele, se reúne con otros amigos, va al cine… Piensa que la vida siempre tiene un disfrute, a cualquier edad; sólo hay que saberlo encontrar, además de que no existe “un camino hacia La Verdad”, cada uno tiene el suyo.