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Reportajes de Salud

Digestiones difíciles. Consejos para evitarlas

Digestiones difíciles. Consejos para evitarlas
Seguro alguna vez has sufrido una digestión complicada, lo que se conoce en términos médicos como dispepsia. Su causa puede estar relacionada con diferentes enfermedades, pero también puede aparecer por estrés o por comer rápido, por ejemplo. Aprende a ponerle remedio y disfruta del placer de comer.

El término de dispepsia fue utilizado por griegos y romanos para referirse a una “mala digestión” caracterizada por la presencia de dolores y molestias en la zona abdominal similares a la indigestión.
Hoy en día, la definimos como cualquier dolor o molestia localizada en la parte superior y central del abdomen.
Afecta alrededor de un 20 por ciento de la población en los países occidentales, sobre todo a partir de los 40 años, y con una distribución similar entre hombres y mujeres.

Tipos y origen

En función de su origen clasificamos la dispepsia en orgánica y funcional. En la primera se conoce el origen, siendo de los más frecuentes la gastritis, la úlcera gástrica, el reflujo gastroesofágico, el consumo de medicamentos, el síndrome de colon irritable… Los síntomas suelen durar pocos días.
En la segunda no existe ninguna enfermedad de las citadas anteriormente que pueda justificar la presencia de los síntomas.
La sintomatología dura al menos doce semanas, que no tienen por qué ser consecutivas, en los últimos doce meses.
Algunos estudios sugieren que se trata de una condición crónica para muchas de las personas que la padecen, con un 50 por ciento de pacientes, aproximadamente, que continúan sufriendo los síntomas después de cinco años de seguimiento. Las causas de dispepsia funcional no están del todo claras, aunque se piensa que podrían ser el resultado de trastornos de la secreción gástrica, trastornos de la motilidad gastroduodenal (existe un desorden de los movimientos peristálticos, o bien hay un vaciamiento gástrico lento), trastornos psicosomáticos (las molestias se inician o empeoran en situaciones que provocan estrés, agobio o tensión) o por la presencia de el Helicobacter pylori, bacteria responsable de la úlcera gástrica y de la gastritis.
El diagnóstico de la dispepsia funcional es por exclusión, es decir, es necesario eliminar otras posibles causas. El médico hace un estudio a partir de la historia clínica y realiza una posterior confirmación con un estudio radiológico o endoscópico.
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Tratamiento a través de la alimentación

  • Si la dispepsia es secundaria a una úlcera gastrointestinal: Es un hecho comprobado que el dolor puede calmarse mediante la ingesta de ciertos alimentos, pero otros pueden provocar su aparición.
    La dieta en estos casos, sin embargo, no contribuye a cicatrizar la úlcera. Si existe úlcera, es beneficioso comer unas cinco o seis veces al día, evitar los irritantes químicos y físicos y cualquier alimento o preparación culinaria que provoque molestias.
    Son alimentos químicos los extractos y caldos de carne, salsas ácidas como la de tomate y frutas y zumos de frutas ácidas.
    Se consideran alimentos físicos los cereales completos, las carnes fibrosas, las frutas, las verduras y las hortalizas crudas, los alimentos salados, los embutidos, los pescados grasos, los mariscos, las bebidas como el café, el té y el alcohol, el chocolate, los alimentos con mucho azúcar, los fritos y los rebozados y los condimentos y las especias.
    Son favorables todos aquellos alimentos que neutralicen el ácido clorhídrico del estómago. Por ejemplo, las proteínas de la leche provocan un aumento de la secreción ácida, pero el grupo amino NH2 de sus aminoácidos lo neutralizan.
    Se pueden consumir lácteos (leche, quesos, yogures, nata, crema de leche, flan de leche, etcétera), cereales y patatas (la cocción recomendada es el hervido y el pan blanco es preferible que esté tostado o que sea del día anterior porque estimulan menos la secreción de ácido clorhídrico), carnes (deben ser tiernas, sin partes fibrosas ni grasa visible y estar cocinadas a la plancha, sin tostar, o hervidas), jamón cocido bajo en sal, pescados blancos hervidos, al papillote o a la plancha, huevos pasados por agua o en tortilla, frutas hervidas o al horno, verduras en forma de puré o hervidas, aceites vegetales y galletas tipo María.
  • Si la dispepsia es secundaria a una gastritis: Las medidas dietéticas son las mismas que en la úlcera, aunque evitando la leche durante los primeros días, ya que tiende a aumentar la tendencia al vómito.
  • Si la dispepsia es secundaria a una hernia de hiato y reflujo gastroesofágico:
    Las normas dietéticas en este caso van dirigidas a evitar el reflujo del contenido ácido del estómago y a disminuir la secreción del ácido clorhídrico (o una irritación local) a partir de los mismos alimentos.
    Además, el médico será el responsable de prescribir inhibidores de la secreción ácida del estómago y alcalinos cuando presentan molestias.
    Entre las recomendaciones dietéticas más destacables están las siguientes: no estirarse después de haber ingerido alimentos (en caso de ir a dormir, hacerlo con el cabezal incorporado unos 30 grados), evitar alimentos que provocan molestias como el café, el té, el alcohol, los cítricos, el chocolate, los picantes, los alimentos salados, los alimentos fritos o guisos, los alimentos flatulentos, mantener un peso saludable (la grasa acumulada en la barriga favorece el reflujo) y evitar ingerir en una misma toma alimentos grasos como los embutidos, la yema de huevo, la leche entera, el queso, la manteca de cerdo, los frutos secos grasos o la pastelería y bollería industrial.
    Son recomendados alimentos como los lácteos descremados, las carnes poco grasas, los pescados blancos, los huevos pasados por agua, la tortilla francesa, el arroz, la pasta, las patatas, las frutas cocidas, las frutas frescas (menos los cítricos y las que sean flatulentas), las hortalizas crudas (menos el pimiento, la cebolla o el pepino), las verduras cocidas, el aceite vegetal y las preparaciones simples como la plancha o el hervido.
  • Si la dispepsia es funcional:
    • Evitar el tabaco, el alcohol o los fármacos antiinflamatorios (irritan las mucosas del tracto gastrointestinal).
    • Evitar los chicles, ya que pueden causar aerofagia (entra demasiado aire).
    • Comer despacio, evitando situaciones de estrés, agitación o ejercicio físico antes y después de las comidas y masticar bien.
    • Ingerir poco líquido durante la comida (el líquido diluye las secreciones responsables de la digestión perjudicando así la eficacia del proceso digestivo).
    • Fragmentar el reparto de energía durante todo el día en varias comidas con pequeñas cantidades (así se favorece el vaciamiento gástrico).
    • Algunas infusiones de plantas pueden ser de ayuda: angélica, tomillo, melisa, hinojo, amís, boldo, hierba Luisa, manzanilla, milenrama, menta, poleo, regaliz, etcétera.
    • Evitar, en lo posible, las situaciones de estrés. La dispepsia se da con más frecuencia en personas con ansiedad, neurosis, hipocondría o trastornos de personalidad.

Síntomas molestos

La dispepsia se caracteriza por sufrir dolor o molestias en el abdomen superior, quemazón, presión o plenitud, que suelen estar relacionados (aunque no siempre necesariamente) con la ingesta de alimentos.
Es frecuente que aparezca una sensación nauseosa matutina, a veces con vómitos. Muchos afectados, además, sufren una pérdida de apetito.
Otros síntomas representativos son la sensación de plenitud temprana (saciedad precoz), los eructos y la distensión.
Marta González - Diplomada en dietética y nutrición humana
Marta González
Diplomada en dietética y nutrición humana
 
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