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LA INMUNOSENESCENCIA Y LAS VACUNAS ANTIGRIPALES DE INMUNOGENICIDAD AUMENTADA

Esther Martínez Almazán. Geriatra. Unidad Multiprofesional de Geriatría. Hospital de la Santa Creu.

LA INMUNOSENESCENCIA Y LAS VACUNAS ANTIGRIPALES DE INMUNOGENICIDAD AUMENTADA

Es un hecho de todos conocido que las personas mayores presentan infecciones con más frecuencia y severidad, como la gripe, el COVID, neumonías, infecciones de orina y reactivación de herpes zoster, entre otras.

El porqué de esta mayor susceptibilidad hacia la infección se debe al envejecimiento inmunológico o inmunosenescencia. La inmunosenescencia es el deterioro gradual del sistema inmune provocado por el avance natural de la edad. Implica la capacidad del individuo para responder a las infecciones y tumores y además, el desarrollo de la memoria inmune a largo plazo, especialmente mediante la vacunación. Los mecanismos habituales de protección no funcionan de manera correcta y condicionan una respuesta inadecuada ante el patógeno y un estado de inflamación sistemática que se asocia con una respuesta inflamatoria amplificada. Así, se observa una disfunción de la respuesta inmunitaria innata (de la fagocitosis, de las células Natural-Killer) y también de la respuesta inmunitaria adaptativa humoral (con disminución de la calidad de los anticuerpos, produciendo pocos anticuerpos antígeno-específicos y muchos anticuerpos inespecíficos) y celular (mediada por los linfocitos T).

Por otra parte, la gripe es una enfermedad viral que arrasa cada año, y la población de más de 65 años es especialmente vulnerable. Existe una tendencia a banalizar sus consecuencias, pero es sobre todo en los ancianos en los que se produce el mayor número de complicaciones como neumonía y bronquitis[MAE1] , con un incremento de las tasas de hospitalizaciones, ingresos en UCI y muertes. De ahí la importancia de disponer de una estrategia preventiva de primer orden como es la vacunación frente a la gripe.

El virus de la gripe se caracteriza por modificar con facilidad su estructura antigénica de forma más o menos profunda en función del tiempo, dando lugar a numerosos subtipos. Por esta razón, la infección por un determinado subtipo confiere escasa o nula protección frente a infecciones subsiguientes, a menudo causadas por diferentes variantes antigénicas. En ocasiones las vacunas de la gripe no se han percibido como eficaces debido a la discrepancia entre cepas (mismatch), es decir, a la diferencia entre las cepas seleccionadas para la vacuna y la que están circulando. La inclusión de una cepa B más en la formulación de las vacunas es lo que ha dado pie a las vacunas tetravalentes actuales que contienen proteínas de cuatro cepas distintas de virus inactivados de la gripe A y B.

Es cierto que debido a la inmunosenescencia las vacunas estándar utilizadas en la población general son menos eficaces en los mayores. Por ello, en los últimos años se ha realizado un incesante esfuerzo en la investigación y se han conseguido importantes avances en el desarrollo de nuevas vacunas de mayor protección especialmente diseñadas para la población más vulnerable que son las denominadas vacunas de inmunogenicidad aumentada. Existen comercializadas en la actualidad dos tipos que son: las vacunas adyuvadas  y las vacunas de altas dosis. La vacuna adyuvada (con el adyuvante MF59 y con antígeno de superficie inactivado) está diseñada para aumentar y ampliar la respuesta inmunitaria específica contra los antígenos. Prolonga la duración de esta respuesta y estimula la producción de anticuerpos de larga duración con inmunogenicidad cruzada. La vacuna de altas dosis tiene un contenido cuatro veces mayor de hemaglutinina (HA) que la estándar. La HA es la glucoproteína antigénica más abundante que se encuentra en la superficie del virus de la gripe y es la responsable de la unión del virus a la célula infectada, y por ello, es el principal antígeno contra el cual se producen los antígenos neutralizantes una vez iniciada la infección.

Ambas vacunas han mejorado la efectividad y eficacia. Las guías y recomendaciones coinciden en proteger a las personas de mayor edad con estas vacunas de inmunogenicidad aumentada, tanto en España como en el resto de Europa y hoy en día son el patrón oro para la inmunización activa contra la gripe en adultos mayores de 65 años.

Otras estrategias y líneas de investigación que se están llevando a cabo para mejorar la efectividad y diversificar y optimizar la producción actual de vacunas mediante nuevas tecnologías (vacunas de cultivo celular, recombinantes) han obtenido ya resultados prometedores y se[MAE2]  están incorporando al arsenal terapéutico frente a la gripe.

Nuestro compromiso como profesionales sanitarios dedicados a la Geriatría es vital a la hora de concienciar y recomendar la vacuna. Se sabe que tiene un mayor impacto si viene acompañada de una conducta ejemplarizante con nuestra propia vacunación. Deberíamos desarrollar las habilidades para transmitir a nuestros pacientes, sus familiares y cuidadores que las nuevas vacunas han demostrado ser seguras y eficaces, disminuyen complicaciones como son las hospitalizaciones por causa cardiorrespiratoria u otras descompensaciones de patologías crónicas, ingresos en UCI, pero también a largo plazo previenen un deterioro funcional que puede ser catastrófico y salvan vidas.

 
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