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Nota de prensa de Alimentación

Hasta el 35% de las personas mayores que viven en sus domicilios y toman fármacos sufren alguna reacción adversa

La complejidad de los regímenes terapéuticos hace que sólo el 30 por ciento de los pacientes recuerden las instrucciones del médico y el cumplimiento terapéutico se sitúe en torno al 40 por ciento
  • Uno de cada tres ingresos hospitalarios de personas mayores de 65 años se deben a reacciones o efectos adversos de medicamentos.
  • Las reacciones adversas a fármacos son un problema frecuente, pero desconocido, ya que la mayoría de los fármacos no han sido estudiados adecuadamente en las personas mayores.
  • La atención por un geriatra reduce el riesgo de sufrir reacciones adversas.

Las enfermedades crónicas se van acumulando a lo largo de la vida y es frecuente que, cuando una persona se hace mayor, tenga que tomar varios medicamentos para controlarlas. De ahí que muchas personas mayores tengan que tomar muchas medicinas, algo que se conoce como polimedicación (más de cuatro fármacos al día). La polimedicación favorece la aparición de olvidos, confusiones, reacciones adversas, interacciones, etcétera, que en última instancia dificultan el cumplimiento del tratamiento, disminuyen su efectividad, con el resultado no deseado de aumentar el número de consultas e ingresos hospitalarios por acontecimientos adversos asociados fármacos.

Un estudio reciente realizado en seis hospitales europeos (incluyendo uno madrileño), demuestra que el 97 por ciento de las personas mayores ingresadas tomaba algún fármaco, con una media de seis medicamentos por persona. El 58 por ciento tomaba seis o más fármacos y un 14 por ciento tomaba once o más fármacos.

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, SEGG, recuerda que el riesgo de sufrir reacciones adversas a los medicamentos aumenta con la edad, como consecuencia de los cambios relacionados con el envejecimiento, la suma de enfermedades y discapacidades y otras razones. Además, la mayoría de los fármacos no han sido estudiados adecuadamente en las personas mayores. Este último hecho es tan grave que existe una iniciativa a nivel europeo para aumentar la participación de los mayores en los ensayos clínicos que ha publicado una carta de derechos de los mayores. Por su parte, la Unión Europea ha creado hace pocos meses un grupo de expertos en medicinas en geriatría con el objetivo de mejorar la calidad de la información disponible sobre el uso de fármacos en las personas mayores.


El peligro de las reacciones adversas

Las reacciones adversas graves a medicamentos son un problema frecuente, pero desconocido. Se estima que hasta el 35 por ciento de las personas mayores que viven en sus domicilios y toman fármacos sufren alguna reacción adversa, y uno de cada tres ingresos en los hospitales de las personas mayores de 65 años se deben, al menos en parte, a reacciones o efectos adversos de medicamentos”, según explica el doctor Alfonso Cruz Jentoft, geriatra del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

Las reacciones adversas tienen un 5 por ciento de posibilidades de aparecer cuando se consume un solo fármaco y casi el cien por cien de posibilidades de aparecer cuando se toman más de diez. Además, una parte de estas reacciones provoca caídas y fracturas de cadera (que generan un alto grado de dependencia en el anciano).


Mejorar la calidad de la prescripción

La mayor parte de los fármacos que toman los mayores han sido prescritos por un médico, por lo que resulta fundamental mejorar la calidad de la prescripción, ya que, según insiste el doctor Cruz Jentoft, “la prescripción inapropiada de fármacos en la población geriátrica es una cuestión de salud pública”.

“Un fármaco se considerada adecuado o apropiado cuando presenta una evidencia clara que apoya su uso en una indicación determinada, es bien tolerado en la mayoría de los pacientes y es coste-efectivo. Además, la prescripción adecuada en los mayores debe tener en cuenta la esperanza de vida individual del paciente y promover el uso de fármacos con relación beneficio/riesgo favorable”, continua.


El geriatra tiene un papel fundamental para evitarlo

“Se sabe desde hace tiempo que la atención por un geriatra reduce el riesgo de sufrir reacciones adversas”, explica Alfonso Cruz. El geriatra, gracias a su visión integral y holística del paciente, es capaz de coordinar, conciliar e incluso reducir la medicación, haciendo una prescripción más segura para el paciente.

Recientemente, se están desarrollando en Europa herramientas para detectar las prescripciones que pueden ser inapropiadas, entre las que destacan los criterios STOPP-START, promovidos por las Sociedades Europeas de Geriatría. El objetivo evidente es mejorar la prescripción y evitar el daño que pueden hacer los medicamentos cuando se usan mal.


Consejos de la SEGG para reducir los riesgos de sufrir reacciones adversas

¿Qué pueden hacer las personas mayores y sus familias para reducir estos riesgo?, pues básicamente se trata de tomar medidas de sentido común:
  • Usar los fármacos que se le prescriban siguiendo cuidadosamente las instrucciones que se le han dado.
  • No usar medicamentos ni preparados de herbolarios por su cuenta.
  • Preguntar al médico o al farmacéutico cuando existan dudas sobre cómo usarlos.
  • Advertir de inmediato de cualquier cambio en la salud que pueda estar relacionado con los fármacos.

La SEGG insiste en que hay que recordar que muchas reacciones adversas son poco específicas (problemas digestivos, caídas, bajadas de tensión, confusión mental, falta de fuerzas o empeoramiento de alguna enfermedad que antes se encontraba estable), por lo que es importante estar especialmente atento a ellas.

Y, por último recuerda que los medicamentos nos permiten vivir más tiempo y en mejores condiciones, pero no son inocuos. Aprendamos a usarlos.


Sobre la SEGG

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología es una de las sociedades europeas más numerosa y activa. Actualmente cuenta con más de 2.300 socios de áreas multidisciplinares: médicos (especialistas en geriatría, en atención primaria, etcétera), sociólogos, diplomados en enfermería, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, terapeutas, ocupacionales, fisioterapeutas, geógrafos, arquitectos, economistas, farmacéuticos…

Para la SEGG, las personas mayores son su principal razón de ser y por ello su trabajo persigue dos líneas principales de actuación: la universalización de la atención geriátrica especializada con el fin de evitar desigualdades y el seguimiento de la ley de la “dependencia”.
 
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