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Reportajes de Salud

¡Vuelve a disfrutar del sexo!

¡Vuelve a disfrutar del sexo!
Tradicionalmente se ha considerado que conforme envejecemos existe un declinar en la sexualidad, aunque el mito de que la sexualidad desaparece con los años carece de fundamento, ya que nadie puede asegurar a qué edad cesa el deseo sexual y/o la actividad sexual.

La actividad sexual no tiene por qué perderse con el paso de los años, las personas mayores necesitan conocer qué cambios va a experimentar su organismo, y en concreto su aparato genital, para poder adaptarse a ellos. En el mantenimiento de la actividad sexual de los mayores influye decisivamente el estado de los diferentes aparatos y sistemas, tanto los más generales (sistema nervioso, cardiovascular, locomotor, etcétera), como los más específicos (aparato genital). Evidentemente con el envejecimiento ocurren una serie de cambios que pueden modificar la actividad sexual de los mayores e incluso limitarla o interferir con ella.

Cambios que aparecen con la edad

Existe bastante diferencia en la presentación de estos cambios entre los dos sexos, ya que, mientras en el varón se suelen producir lenta y progresivamente a partir de la sexta década de su vida, en la mujer la mayoría de los cambios surgen de una manera relativamente rápida a partir de la menopausia (que se establece en torno a los 51-52 años), pudiendo relacionarse la reducción de su actividad sexual con la presencia de algunos síntomas (escozor vaginal, dolor vaginal con la penetración, irritación). Algunos de estos cambios van a poder influir directamente en los cambios de la actividad sexual, y otros lo van a hacer de una forma indirecta, al producir síntomas urinarios o molestias genitales.
En el varón, se conoce que la erección es más lenta y menos completa, que decae rápidamente tras la eyaculación, que el tiempo para poder alcanzar otra erección tras la eyaculación es muy prolongado y que desaparece la sensación de “inevitabilidad” previa a la eyaculación. En la mujer, está bien documentada la reducción de las hormonas sexuales circulantes, así como una menor lubricación vaginal, un menor número de contracciones durante el orgasmo, una menor intumescencia del clítoris y un rápido descenso de ésta tras el orgasmo.
Estos cambios junto con la repercusión de otras patologías orgánicas crónicas y, además con el consumo de algunos grupos farmacológicos, pueden justificar ciertas modificaciones en el comportamiento sexual en los mayores, bien por las alteraciones del sistema hormonal, bien por las repercusiones físicas y psico-sociales de las enfermedades crónicas que producen algún grado de incapacidad. Conviene destacar que ninguno de estos cambios condiciona obligatoriamente el cese de la actividad sexual, sino que exigen más bien una adaptación de la persona mayor a sus nuevas características.

Problemas que pueden alterar la actividad sexual

En los varones:
  • Disfunción eréctil: este problema supone la incapacidad de alcanzar o mantener una erección adecuada para poder llevar a cabo la penetración. Actualmente se conoce que es muy infrecuente antes de los 40 años, pudiendo llegar a afectar a un 55-65 por ciento de los varones de 70 o más años. Este trastorno sexual, además de ser bastante frecuente entre los ancianos, puede deteriorar significativamente la calidad de vida de los varones afectados.
    Las causas más frecuentes de disfunción eréctil en los varones mayores son de tipo orgánico, destacando en primer lugar la alteración vascular (más de la mitad de los casos), la patología neurológica (problemas medulares, ictus, enfermedad Parkinson), así como la endocrinológica (disfunción tiroidea). La influencia de los fármacos también es notoria (antidepresivos, antipsicóticos, antihistamínicos, antihipertensivos).
    Por el contrario, el origen psicógeno de la disfunción eréctil se reduce proporcionalmente con la edad, considerándose muy infrecuente en los varones mayores.
    Para tratar este problema existen diversas opciones terapéuticas, siendo la más frecuente los fármacos, que mejoran tanto la rigidez como la duración de la erección. Conviene recordar que están absolutamente contraindicados en pacientes que reciben tratamiento para la cardiopatía isquémica (infarto de miocardio previo, angina de pecho) con nitratos. Además, existen otras opciones terapéuticas como la inyección intracavernosa de prostaglandinas, los dispositivos de vacío o las prótesis quirúrgicas.
  • Disminución de la libido: es un problema menos frecuente y en los varones mayores se asocia muchas veces con un déficit hormonal (andrógenos), un trastorno psicológico (depresión, ansiedad) o con la toma de ciertos fármacos (psicofármacos, beta-bloqueantes, hipotensores).
  • Trastornos de la eyaculación: algunos problemas médicos, casi siempre secundarios a intervenciones quirúrgicas (sobre todo de la glándula prostática), pueden generar una alteración en la salida del semen (eyaculación retrógrada). La eyaculación precoz es infrecuente en la población mayor.

En las mujeres:

Según una encuesta llevada cabo en Estados Unidos la disfunción sexual es más común en las mujeres que en los hombres, y se considera que es particularmente común a partir de la etapa perimenopáusica. En ese sentido, es indudable el efecto que la menopausia desempeña sobre la función sexual, ya que en un elevado número de casos esta etapa se acompaña de una reducción del interés sexual, así como de la respuesta y frecuencia del coito, casi siempre en relación con la aparición de una serie de síntomas urogenitales.
  • Dispareunia: se llama así a la presencia de dolor durante el coito, que puede deberse tanto a factores orgánicos como psicológicos o a la suma de ambos. Su frecuencia es muy variada, pudiendo presentarse en todos los intentos de coito, de forma aislada o sólo en determinadas posturas. La causa más común tras la menopausia suele ser la vaginitis atrófica por hipoestrogenismo, aunque puede deberse también otras causas menos frecuentes (infecciones, quistes de Bartolino, retroversión uterina, tumores pélvicos). Generalmente este problema se soluciona con un tratamiento hormonal sustitutivo (especialmente estrógenos locales) que lograr mejorar la lubricación vaginal.
  • Disminución de la libido o del deseo sexual: además del efecto del envejecimiento fisiológico, es indudable que el padecimiento de una serie de problemas médicos crónicos (diabetes mellitus, ictus, enfermedad Parkinson, artrosis, cardiopatías, depresión, ansiedad), así como la toma de bastantes fármacos (psicofármacos, diuréticos, antihistamínicos) desempeñan también un efecto negativo sobre el deseo sexual.
  • Falta de orgasmo: requiere para su consideración el hecho de haber tenido previamente una excitación sexual normal, teniendo a esta edad un origen casi siempre orgánico (diabetes mellitus, enfermedad cerebrovascular, alteraciones medulares, alteraciones) o farmacológico (psicofármacos).

Consulta con tu médico

La actividad sexual influye sobre la calidad de vida de los mayores, y algunos trastornos sexuales pueden deteriorarla bastante. Con una valoración integral de los mayores (valoración geriátrica), se pueden detectar los principales problemas sexuales y buscar las soluciones más adecuadas. Por eso, si sufres algún trastorno o problema que te impida llevar a cabo una vida sexual activa no dudes en comentarlo con tu médico. Es importante que te conciencies de que los problemas sexuales se deben abordar con la misma naturalidad que los otros problemas de salud. Actualmente existen bastantes alternativas terapéuticas para mejorar o solucionar los problemas sexuales y ¡volver a disfrutar del sexo!

Sexo sin fronteras

El cese de la actividad sexual no es un hecho que vaya ligado a la edad cronológica de los sujetos, sino una circunstancia variable que dependerá en de unos factores individuales (estado de salud del sujeto y de su pareja; grado de incapacidad física y mental del sujeto y de su pareja; la frecuencia y la calidad de las relaciones sexuales previas; grado de información que tengan los mayores sobre las modificaciones que aparecen sobre en la función sexual; diferentes aspectos psicosociales), muchos de ellos con solución. Así que no vuelvas a decir: “Yo ya soy mayor para eso”.
Dr. Carlos Verdejo - Geriatra. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
Dr. Carlos Verdejo
Geriatra. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
 
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