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EL ENVEJECIMIENTO Y SUS PROBLEMAS CORRESPONDEN AL SIGLO XX Y XXI

EL ENVEJECIMIENTO Y SUS PROBLEMAS CORRESPONDEN AL SIGLO XX Y XXI

José María Bermúdez de Castro, paleoantropólogo, investigador del CENIEH y Premio Príncipe de Asturias entre otros logros, abrirá el 62 Congreso Nacional de la SEGG y XXIII de la SMGG. Hemos podido conocer algunas de sus opiniones sobre el envejecimiento.

-Su conferencia inaugural se produce en un congreso con el lema: “Envejecer, un desafío” ¿cómo entiende que se debe abordar ese desafío? ¿Plantearse el envejecimiento es propio de este siglo XXI o ha ocurrido antes?

Creo que el envejecimiento y los problemas que conlleva corresponden a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI y lo digo porque antes de eso era muy complicado que cualquier persona pudiera llegar más allá de los 50 o 60 años y, desde luego, en épocas prehistóricas todavía menos. Así que, es un reto actual un reto que tenemos que plantear muy seriamente en este siglo XXI.

- ¿Qué iniciativas serían convenientes para conseguir un envejecimiento saludable tanto por parte de la sociedad, como de los profesionales?

Todas las personas envejecemos o tenemos una serie de características genéticas, ambientales, que nos permiten llevar un envejecimiento más o menos saludable obviamente. Si, por ejemplo, nuestras condiciones genéticas no son buenas, no podemos esperar prácticamente nada. Además, no se puede intervenir en el ADN, así que la cuestión es el Medio ambiente. ¿Cómo podemos cambiar ese medio ambiente, cómo podemos mejorarlo para envejecer con salud? Obviamente tenemos a nuestra disposición una serie de cuestiones esenciales. Por una parte, la calidad de vida, la calidad en la alimentación, la posibilidad de hacer ejercicio físico, si puede ser diariamente y también un ejercicio mental que es fundamental para que nuestras neuronas estén activas y tengamos esa mente despierta respondiendo a problemas, intentando atajarlos. Solamente de esta manera, una persona que llega a una determinada edad puede esperar una calidad de vida buena para sus años finales de vida. Ahora bien, si el ADN no es el adecuado, por mucho que se quiera hacer ya sabemos que sobrevendrán una serie de enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo o, incluso, con el deterioro físico correspondiente y, ahí, no se puede hacer absolutamente nada.

-En la especia humana ¿a qué evolución o cambios debemos estar atentos?

La especie humana sigue evolucionando. La evolución no se ha detenido lo que ocurre es que tienen que pasar muchas generaciones hasta que podemos ver ciertos cambios. Hay una cuestión importante y es que nosotros, como especie, mantenemos, en nuestra educación genética muchísimas mutaciones que en el pasado habrían sido eliminadas por selección natural. Estos cambios siguen presentes en nuestro genoma, en el patrimonio genético humano porque deseamos que todo el mundo siga viviendo y esas mutaciones se pueden transmitir a las siguientes generaciones. Estos problemas, estas enfermedades, siguen ahí y es a lo que debemos estar atentos para intentar mejorarlas, paliarlas, e investigar para poderlas eliminar de nuestra vida, de la vida del ser humano.

-¿Qué proyecto trabaja en ese momento en el Centro Nacional de Investigación sobre la evolución humana?

Desde siempre he investigado sobre la biología de las poblaciones del pasado. Es interesante, por ejemplo, saber cómo era su calidad de vida, cuántos años podían vivir en el pasado. Todo eso ha formado parte de mis trabajos de investigación durante muchísimos años. Ahora sabemos de sobra que llegar más allá de 30 o 40 años era muy complicado en el pasado. Tenemos datos suficientes para ello. Hay muchas cuestiones relacionadas con la biología de las poblaciones, cómo era su desarrollo, muchos aspectos… pero siempre relacionados con las poblaciones del pasado, no con las del presente que utilizamos como referente de las poblaciones históricas, de las especies que nos han precedido.

-¿Qué mensaje podría enviar a quienes estudian y tratan el envejecimiento de las personas?

Obviamente, hay que seguir investigando. Es un consejo muy importante; hay que dedicar mucho tiempo a la investigación para conocer mejor el envejecimiento, estos años finales de las vidas de las personas. También mucha paciencia, y desde luego, dar los mejores consejos posibles y los mejores consejos que se pueden dar a las personas que, potencialmente, pueden vivir muchos años como tratar de hacer deporte, hacer deporte mental. Es muy importante que la mente esté ocupada en muchas cuestiones. Cuando llega la jubilación, la gente no sabe qué hacer y, por tanto, hay que buscar motivos para seguir viviendo y esos otros aspectos de la calidad de vida como la buena alimentación. Tres consejos, por tanto: mucha investigación, paciencia y buenos consejos.

-¿Hay una cultura del envejecimiento en este momento?,

Sí, yo creo que sí. Creo que somos conscientes de que existe un problema y por tanto esa cultura del envejecimiento está ahí desde hace unos cuantos decenios. Como decía, el envejecimiento se ha producido sobre todo a finales del siglo XX y durante todo este siglo XXI y esa cultura está ahí.

-¿Qué opinión le merece el reto demográfico actual?

Este es un problema muy complicado y creo que de difícil solución. Todos deseamos siempre vivir cuantos más mejor y que los mayores continúen viviendo si hay una buena calidad de vida. Es lo lógico. Pero la curva demográfica de la población mundial se ha invertido ya; ya somos muchas personas muy mayores. Esto es un problema en muchos sentidos; no lo voy a descubrir yo ahora. Es un problema que se tiene que abordar muy seriamente porque, si no, el reto demográfico será muy importante en los próximos decenios a no mucho tardar. Hay que tener en cuenta que ahora mismo ya somos 7800 millones de personas; hay que buscar alimento para todas ellas y buscar una buena calidad de vida para tantas personas es muy muy complicado. El planeta tiene un límite, los recursos tienen unos límites y está claro que algo hay que hacer al respecto. Los gobiernos tienen soluciones, pero también los profesionales del envejecimiento, los investigadores, los científicos que se dedican a estas cuestiones, tienen también que aconsejar a los gobernantes en este sentido.

José María Bermúdez de Castro Risueño (Madrid, 1952) estudió Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Licenciado y doctor en Biología por la UCM, también fue profesor en el mismo centro (1982-1990), así como en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde 1990. Fue miembro fundador y primer director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) (2004-2012). Actualmente ejerce como coordinador del Programa de Paleobiología en el mismo centro. Es profesor honorario del University College de Londres y covicepresidente de la Fundación Atapuerca. Es académico correspondiente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, y en 2010 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Burgos. Y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997 junto al Equipo Investigador de Atapuerca.

 
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