INSISTIR QUE EL EJERCICIO FÍSICO ES MEDICINA BARATA Y EFICAZ CANSA: PRACTICARLO REJUVENECE

La inactividad física y el aislamiento social que acompañan al envejecimiento conducen a una importante disminución de la fuerza y masa muscular, aceleran la fragilidad y empeoran los problemas crónicos de salud, incluida la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, la diabetes, la depresión y la demencia. Actualmente, no existen agentes farmacológicos (o combinaciones) o estándares de cuidado conocidos que retrasen el envejecimiento. Se ha demostrado que el ejercicio físico mejora la función física y la calidad de vida, reduce la carga de enfermedades no transmisibles y la mortalidad general prematura, incluida la mortalidad por causas específicas por enfermedad cardiovascular, cáncer y enfermedades crónicas del tracto respiratorio inferior.

La interacción de la actividad física, el ejercicio y la aptitud física con el envejecimiento y la salud es compleja y multifacética. Aunque quedan muchas preguntas sobre los mecanismos de efecto y las modalidades o las dosis óptimas de ejercicio, la síntesis de la literatura científica indica muchos y diversos efectos positivos de la participación en la actividad física sobre el proceso de envejecimiento y la mortalidad, con curvas de dosis-respuesta que indican que los beneficios están vinculados tanto a la intensidad como a los volúmenes de ejercicio. Las recomendaciones de las sociedades médicas y las políticas de salud pública incluyen “recetas” de ejercicio para la promoción de la salud y la prevención y el tratamiento de enfermedades en los adultos mayores, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la artritis, la insuficiencia renal, la depresión, el enfisema y la enfermedad vascular periférica. accidente cerebrovascular y enfermedad de Parkinson, entre otros. Existe una fuerte evidencia de que el entrenamiento físico es una intervención eficaz para mejorar la fuerza muscular, la masa muscular, la densidad ósea, la incidencia de caídas y la movilidad en los adultos mayores en todo el estado de salud y el espectro de la fragilidad. El ejercicio también tiene un papel emergente en la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo y la demencia, con formas específicas de ejercicio robusto como el entrenamiento de resistencia de alta intensidad más prometedor, y particularmente en aquellos con deterioro cognitivo leve. En 2020, la Organización Mundial de la Salud ha publicado las nuevas directrices sobre actividad física y comportamiento sedentario en las que recomiendan encarecidamente la actividad física multicomponente de intensidad moderada o intenta en ≥ 3 días a la semana, con énfasis en el equilibrio funcional y el entrenamiento de fuerza para mejorar la capacidad funcional y prevenir caídas en adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Las pautas generales de ejercicio físico suelen centrarse en la prevención de patologías. Recientemente se ha mostrado en un grupo de personas mayores de 70 años institucionalizadas  como el programa multicomponente VIVIFRAIL (www.vivifrail.com/es) que incluyen entrenamiento de resistencia, equilibrio y movilidad son una estrategia eficaz para mejorar las características de la fragilidad (baja masa corporal, fuerza, movilidad, nivel de actividad física, energía) y, por lo tanto, optimizar y prevenir la pérdida de la capacidad funcional durante el envejecimiento. En pacientes agudos hospitalizados, también se ha demostrado que las intervenciones de ejercicio supervisado basadas en la metodología VIVIFRAIL son seguras y eficaces para atenuar el deterioro funcional y prevenir el deterioro cognitivo. Vivifrail dispone de pasaportes de prescripción individual para adultos mayores en función del nivel de capacidad funcional de la persona mayor (limitación grave, limitación moderada y limitación leve según la evaluación de la SPPB y una prueba de velocidad de marcha) y el riesgo de caída (www.vivifrail.com/es) que puede implementarse durante sesiones no supervisadas (Figura 1 y Figura 2).

Desafortunadamente, en la actualidad, se plantea una cantidad limitada de estrategias de ejercicio físico para minimizar el impacto relacionado con el ejercicio en la función y / o capacidad para realizar AVD o en otros dominios de la capacidad intrínseca en la población mayor, probablemente relacionado con la escasez de investigación en el área.  Los programas de ejercicio físico multicomponente adaptados a la capacidad funcional de las personas son fundamentales para mantener la movilidad, la función musculoesquelética y la función óptima de otros sistemas corporales: neurológico, cardiovascular, respiratorio y endocrino. Sin embargo, el ejercicio no se ha integrado completamente en la práctica habitual de la medicina primaria o geriátrica y todavía está prácticamente ausente de la formación básica de la mayoría de los médicos y otros profesionales sanitarios. Tal y como se menciona en una reciente editorial publicada en la revista BMJ por los profesores John Morley, Alejandro Lucia y Mikel Izquierdo, se necesitan realizar más estudios de investigación sobre las intervenciones de ejercicio para los adultos mayores: "los grandes olvidados" en los estudios médicos. Quedan preguntas importantes sobre la seguridad, la eficacia y la variabilidad inherente entre las personas en respuesta al ejercicio. Comprender esta variabilidad es fundamental para identificar el mejor método de tratamiento (ejercicios simples versus ejercicios multicomponentes) e intensidad (ejercicios de resistencia de baja o moderada versus alta intensidad) para preservar e idealmente mejorar la capacidad física en edades muy avanzadas.

En una época donde la ciencia y en especial la medicina de precisión está avanzando en el tratamiento individualizado de las enfermedades e incluso la mejora de la esperanza de vida, no debemos olvidar el mensaje simple e importante: el ejercicio no es solo para niños y adultos más jóvenes, las personas de edad avanzada pueden adaptarse al ejercicio y merecer beneficiarse de él. Los médicos de casi todas las especialidades, pero en especial los de atención primaria y geriatría, deben aconsejar a todos los pacientes, independientemente de su edad, que sean lo más activos posible. Los médicos deberían ser los primeros “prescriptores de ejercicio físico” y las facultades de medicina deberían enseñar a los estudiantes que el músculo esquelético sigue siendo un tejido plástico y adaptable durante toda la vida humana. Nunca es demasiado tarde, y nunca es demasiado viejo, para contraer los músculos.

 

Figura 1. Programa multicomponente VIVIFRAIL para la prevención de la fragilidad y del riesgo de caídas. Ejemplo de las ruedas de ejercicios específicas para una persona con discapacidad (tipo A) y para una persona robusta (tipo D). cada nivel funcional que incluyen los ejercicios, series y repeticiones que se deberán realizar cada semana. Adicionalmente se puede descargar la APP Vivifrail disponible para IOS y Android. Disponible en http://vivifrail.com/es/documentacion/

 

 

 

 

 

 

Figura 2. Poster para promocionar la participación en el programa Vivifrail de las personas ancianas que acuden a centros y consultas. Se describe paso a paso la manera de poder participar en el programa de ejercicio que más se ajusta a su situación inicial. Disponible en http://vivifrail.com/es/documentacion/

  

 

MIKEL IZQUIERDO
Mikel Izquierdo es Catedrático y Director del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra. Investigador Principal del grupo de Ejercicio físico, Salud y Calidad de Vida (E-FIT) del Navarrabiomed. Profesor del Máster en Alto Rendimiento Deportivo del Comité Olímpico Español. En la actualidad participa como investigador en el CIBER de Envejecimiento y fragilidad (CIBERFES) y es director científico del proyecto VIVIFRAIL.

Instagram: @mikelizquierdo_

Twitter: @mikelizquierdo_